miércoles, 3 de junio de 2009

DESASTRES DE VOLCANES



DESASTRES VOLCANICOS
El riesgo volcánico es un concepto que gradualmente se va teniendo en cuenta, especialmente debido a las últimas erupciones catastróficas ocurridas, con pérdida de vidas humanas y al impacto y difusión que éstas han tenido en los medios de comunicación. Paralelamente, también destaca la labor de concienciación y divulgación que se ha estado llevando a cabo por diversos organismos oficiales de todo el mundo, mediante la puesta en marcha de diversas iniciativas. Entre ellas, debemos hacer especial mención al programa Década para la Mitigación de los Desastres Naturales 1990-2000, declarado por Naciones Unidas después del desastre provocado por la erupción del Nevado de Ruiz en Colombia en 1985. Así, podríamos decir que en los últimos años se está impulsando una cultura para la mitigación de los desastres naturales a partir de diversas líneas de actuación: desarrollo de metodologías para la estimación objetiva del riesgo, divulgación científica a diversos niveles, programas educativos, etc.
Volcán Tungurahua (Ecuador) en la erupción de agosto de 2003. Foto R. Ortiz

Desde el punto de vista de la metodología actual, un error frecuente que se da en el análisis del riesgo volcánico es asociarlo al riesgo sísmico (Fig. 38), cuando sólo tienen en común ser los desastres naturales más espectaculares pertenecientes a la actividad interna del planeta.

Figura 38 . Ciclo de desastre sísmico y volcánico: 1 impacto (terremoto o erupción), 2 socorro por parte de la Protección Civil, 3 reconstrucción, 4 obras de mitigación ante el próximo evento, 5 preparación y educación, 6 crisis volcánica antes de la erupción que puede prolongarse varios años.
Una diferencia esencial que se da entre ambos radica en que mientras que el riesgo sísmico representa un peligro único (el terremoto) y casi instantáneo, la erupción volcánica puede prolongarse durante meses y los factores de peligro que posee son múltiples (Fig. 39): coladas lávicas, flujos de piroclastos y caída de cenizas, lahares y avalanchas, gases, sismos volcánicos, tsunamis, anomalías térmicas, deformaciones del terreno, etc.

Figura 39 . La figura muestra un resumen de los principales peligros volcánicos.
Riesgo
El riesgo podría definirse como la expectación de que ciertos eventos produzcan un impacto negativo sobre los elementos antrópicos expuestos de un área, por tanto, si el hombre o sus infraestructuras no están presentes, no habría riesgo.
Figura 40 .- Concepto de riesgo volcánico. La peligrosidad es la probabilidad de que un punto sea afectado por el fenómeno. La exposición son los bienes que hay en cada punto. La vulnerabilidad es el % de daños que produce el evento. En A se presenta un ejemplo con cuatro casas próximas a un volcán explosivo. Ante una caída de cenizas (B) se tienen daños del 60% en (1), del 20% en (2) y 1% en (3). Para un flujo piroclástico (C) tenemos 100% de daños en 1 y 2
Este análisis se realiza a partir del estudio de eventos ocurridos en el pasado y extrapolados al periodo actual, siendo los intereses económicos el parámetro utilizado para cuantificar el riesgo final De acuerdo con los conocimientos actuales, el problema del análisis del riesgo se enmarca en un ámbito probabilístico que debe unirse al estudio determinista del fenómeno. Así, el riesgo tendrá siempre un valor numérico (monetario o en número de víctimas) que podrá calcularse a partir de las fórmulas empleadas según la metodología seguida y su cuantificación viene determinada por el cálculo previo de la peligrosidad , vulnerabilidad y exposición , siendo el primero el resultado del producto de los tres factores (Fig. 40).
Riesgo = peligrosidad * vulnerabilidad * exposición Peligrosidad
La peligrosidad puede definirse como la probabilidad de que un lugar, en un intervalo de tiempo determinado , sea afectado por un evento peligroso.
El concepto de peligrosidad volcánica engloba aquel conjunto de eventos que se producen en un volcán y pueden provocar daños a personas o bienes expuestos. Por este motivo, la historia eruptiva de un volcán es un factor importante a la hora de determinar su peligrosidad volcánica, al permitirnos definir de forma aproximada su estado actual o más reciente y prever su comportamiento en el futuro (Fig. 41).
Los mapas de peligro expresan el grado de probabilidad de que uno de los fenómenos volcánicos (coladas de lava, caída de piroclastos, lahares, etc.) afecte un lugar concreto en un determinado intervalo de tiempo. Cuando estos mapas se hacen para una amplia zona (isla o municipio) y un intervalo de tiempo de 100 años, la información obtenida se utiliza como base para los Planes Generales de Ordenación del Territorio.
Figura 41 . El diagrama muestra los pasos necesarios que deben realizase para la adecuada gestión de una crisis volcánica.

Exposición
Representa el valor de los bienes sujetos a posibles pérdidas , siendo su valor cero cuando no hay ningún bien presente en el área afectada por un fenómeno natural.
Gaetano Calvi: Erupción del Vesubio del 9 de febrero de 1850 . Original en el Museo N. Ciencias Naturales. CSIC. Madrid
Vulnerabilidad
Es el porcentaje esperado de daño (pérdida) que van a sufrir los bienes expuestos si ocurre el evento y se expresa en % del valor total del elemento en riesgo. Este valor, al ser un concepto estadístico, hay que calcularlo para todos los elementos similares (igual tipo de construcción, de cultivo, etc.), por ello se prefiere definir una escala de daños de tres niveles: ligero (0-20%), moderado (10-60%) y grave (50-100%) que se superponen por la dificultad real de distinguir si un daño es del 45% ó 55% del total.
No sólo las vidas humanas son los elementos de riesgo, ya que nuestra sociedad posee y depende de estructuras básicas muy vulnerables, como son los sistemas de comunicación o las redes de distribución de agua y energía. Además, la complejidad de la sociedad tecnológica actual hace que sea mucho más vulnerable que las sociedades primitivas de subsistencia.
Teniendo en cuenta lo anterior, el daño causado por una erupción volcánica depende en primer lugar del tipo y magnitud de la erupción, de la distancia entre el elemento de riesgo y la fuente origen de peligro, de la topografía, del viento y de otras variables meteorológicas, de la vulnerabilidad y finalmente de todas aquellas medidas que se hayan tomado por parte del hombre para mitigar en lo posible el riesgo (alarmas, sistemas de vigilancia, planes de evacuación, etc.).






IMAGENES







www.volcanesdecanarias.com/interna/Educacion/edu_riesgo.htm - 21k -
www.helid.desastres.net/?e=d-010who--000--1-0--010---4-----0--0-10l...50... - 41k -

DESASTRES DE TERREMOTOS







TERREMOTOS






Alrededor de 50 mil muertos y más de un millón de desplazados es la cifra de víctimas que hasta el momento se puede contabilizar luego del terremoto y maremoto que sacudió al sureste asiático, concretamente a Sumatra, Indonesia, Tailandia, Sri Lanka, Malasia, India, Bangladesh y las Islas Maldivas el último fin de semana de diciembre.
El sismo alcanzó una intensidad de 9 grados en la escala de Richter, desatando una sucesión de maremotos con olas gigantes de hasta diez metros de altura (tsunamis) que inundaron miles de kilómetros de costas en siete países del sureste asiático, y convirtiéndose en uno de los más mortíferos de los últimos 100 años.
La pregunta que suele surgir en estos casos es: ¿Se hubiese podido prevenir este desastre natural, teniendo en cuenta que los países afectados se encuentran localizados en el llamado Cinturón de fuego del Pacífico (la región de más alta sismicidad del planeta)?
La respuesta de los expertos suele ser: prevenir y reducir los efectos dañinos, sí; predecir con certeza, no. A este respecto el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), un país severamente castigado por los movimientos telúricos, señala que “los sismólogos actuales se encuentran trabajando sobre bases científicas, para lograr en un futuro la predicción de temblores de tierra; pero es conveniente saber que no ha podido lograrse aun una metodología confiable para precisar el lugar, la fecha y la magnitud de un terremoto”.
Los sismólogos mexicanos recuerdan que los científicos chinos lograron pronosticar exitosamente el temblor de Haicheng (magnitud 7.3 grados) del 4 de febrero de 1975 cuatro horas antes de su ocurrencia, basados en observaciones instrumentales y en el comportamiento anormal de los animales. El júbilo por este éxito fue apagado un año después, cuando otro terremoto, también en China, no pudo ser pronosticado, produciendo 655 mil víctimas. Estos resultados opuestos no indican que la predicción sea imposible, sino solamente que se requiere mayor información para poder llegar a establecer un método confiable de predicción.
Entre las posibles “señales fiables” para predecir con antelación la ocurrencia de un sismo se encuentran las deformaciones de la superficie del terreno (inclinaciones, expansiones, contracciones); variaciones en la sismicidad local promedio; cambios en las propiedades físicas de las rocas; cambios en la composición química del agua de los pozos y manantiales; y el comportamiento anormal de los animales (el pez-gato del Japón suele moverse de manera anómala antes de un terremoto).








Muchas veces se piensa que durante un terremoto la tierra se puede abrir y tragarse a la gente, los animales y los edificios. Esto no ocurre durante un evento sísmico pero, si se producen muchos daños y hasta la muerte. Es necesario conocer acerca de cómo se origina un
terremoto, dónde ocurre y cuáles serian sus consecuencias para poder mitigar los posibles efectos. ¿Qué es un terremoto? Es una sacudida repentina y violenta que se origina en la corteza o manto superior de la tierra. Hay dos tipos de terremotos: tectónicos y volcánicos. Cuando ha liberación súbita de energía acumulada por deformación de la tierra, decimos que ocurre un terremoto tectónico. Por otro lado, ocurre un terremoto volcánico si está asociado al movimiento de magma. El foco de un terremoto es el lugar donde se origina el movimiento y la liberación de energía al desplazarse las rocas a lo largo de una falla. El epicentro de un terremoto es el punto en la superficie de la tierra que se encuentra sobre el foco. La sismología es la ciencia que se encarga de estudiar los terremotos, las fuentes sísmicas y propagación de ondas a través de la tierra. ¿Dónde se originan los terremotos? Mayormente se originan a lo largo de los contactos que se dan entre las enormes placas rígidas que conforman la parte externa de la tierra. Estas placas pueden tener hasta 60 kilómetros de espesor y su movimiento es horizontal en relación de una con la otra. La profundidad de los sismos varía entre 1 y 160 kilómetros.Existen tres términos para describir el tamaño de un terremoto: Intensidad (MM): Esta medida se obtiene a partir de los efectos de la sacudida en estructuras y en la naturaleza de un sitio particular. La escala de intensidad que generalmente se utiliza es la de Mercalli Modificada que varia desde I (no sentido) hasta XII (destrucción total). La intensidad de un sismo varía con la distancia del foco y el tipo de subsuelo.





























































Los terremotos se producen cuando las tensiones acumuladas por la deformación de las capas de la Tierra se libera brúscamente. Se rompen las masas de rocas que estaban sometidas a fuerzas gigantescas, reordenándose los materiales y liberando enormes energías que hacen temblar la Tierra.. Sus focos de inicio (hipocentro) se localizan a diferentes profundidades, estando los más profundos hasta a 700 kilómetros. Son especialmente frecuentes cerca de los bordes de las placas tectónicas. Al año se producen alrededor de un millón de sismos, aunque la mayor parte de ellos son de tan pequeña intensidad que pasan desapercibidos.
Actúan de forma instantánea en un área extensa y las ondas sísmicas que provocan, especialmente las superficiales, causan formación de fallas, desprendimientos de tierra, aparición y desaparición de manantiales, daños en construcciones y muertes en las personas. Son muy difíciles de predecir y, en la actualidad, no hay sistemas eficaces para alertar a la población con tiempo de la inminencia de un sismo.
Intensidad y magnitud de los terremotos
Para poder describir la fuerza de un terremoto y los daños que produce se han confeccionado escalas que miden la intensidad y la magnitud de los sismos.
La intensidad es una medida subjetiva de los efectos de los sismos sobre los suelos, personas y estructuras hechas por el hombre. No usa instrumentos sino que se basa en las observaciones y sensaciones ocasionados por el terremoto. Es útil para describir el terremoto en zonas en las que no hay sismógrafos próximos y para comparar los terremotos antiguos. Hay más de 50 escalas distintas para medir la intensidad, pero las más conocidas son dos:
la Mercalli Modificada. Tiene 12 grados y es la más internacionalmente usada
la M.S.K. es la que se utiliza en la mayoría de los países europeos y es la oficial en España. Va del grado I al XII. La magnitud es una medida objetiva de la energía de un sismo hecha con sismógrafos. La escala más conocida y usada es la de Richter (1935) y mide el "logaritmo de la máxima amplitud de un sismograma registrado por un instrumento estándar, a una distancia de 100 kilómetros del epicentro". Posteriormente ha sufrido correcciones, pero la idea básica sigue siendo la misma. Como la escala es logarítmica el paso de una unidad a la siguiente supone multiplicar la energía por diez.
Este concepto permite clasificar a los terremotos en:

Terremotos grandes
M >= 7
Terremotos moderados
5 =< 3 ="<">


www.tecnun.es/asignaturas/ecologia/hipertexto/08RiesgN/110TerrTs.htm - 16k -




www.alertatierra.com/TerFotos.htm - 12k -














DESASTRES MARITIMOS




Desastres maritimos

Fundamento: Un desastre es un acontecimiento no
habitual que, por su impacto, desborda la capacidad de la
comunidad para hacer frente con sus medios a los efectos
producidos. El objetivo de este trabajo es revisar el perfil reciente
de desastres de Asturias y valorar la aplicación de las
definiciones del fenómeno catastrófico a nuestra zona.
Métodos: Se consideró desastre a aquel fenómeno que,
entre 1982 y 1993, haya requerido la intervención de Protección
Civil de Asturias y producido víctimas, sin incluir
los accidentes de trrmsito menores. Se estudiaron datos relativos
a la fecha, lugar, características del fenómeno e impacto
en morbimortalidad, expresado en número de muertos,
heridos y relación morbilidad/mortalidad. También se estudiaron
los recursos de salud disponibles habitualmente en
Casos de desastre.
Resultados: Se registraron 14 sucesos con 88 muertos
y 3 heridos (6,28 muertos por suceso). El más frecuente fue
el accidente aéreo (35,7 %), seguido del accidente de ferrocarril,
minero, marítimo e inundación, aunque el de mayor
impacto en mortalidad fue el accidente marftimo (36,3 %
del total de muertos). En Asturias ~610 se han producido desastres
menores de tipo tecnológico. Esta prevalencia no
coincide con el perfil de desastres de España que muestra
una doble faceta (desastres tecnológicos y desastres naturales).
Conclusiones: El concepto clásico de desastre mayor
no puede aplicarse a Asturias, pues el perfil epidemiológico
reciente muestm únicamente accidentes mayores de transito
(aéreos, ferroviarios y marítimos), cuyos efectos pueden ser
absorbidos por los recursos de ayuda de la comunidad. Existe,
no obstante, un riesgo potencial importante de desastres
tecnológicos que precisa de la puesta a punto de planes sectoriales.
Palabras Clave: Desastres. Medicina de Emergencia.
Epidemiología de Desastres.


Consecuencias de los desastres marítimos: el caso del Prestige
Sequías, incendios, desertificación galopante, penurias de agua potable, agotamiento de recursos del mar….son algunas de las preocupaciones que anualmente se incluyen en los informes de los más prestigiosos Institutos de Prospectiva Mundiales. El análisis del estado del medio ambiente no es por tanto una cuestión que afectará en exclusiva a las generaciones futuras, como se viene afirmando de manera continua, sino que es un verdadero problema para las generaciones presentes. El modelo de desarrollo del siglo XX se ha caracterizado por una utilización intensiva de recursos naturales y ese mencionado sistema no puede ser definido como sostenido, ni tampoco generalizado. Esto es, no todos los países del planeta pueden desarrollarlo con los mismos estándares de producción y de consumo, pues, de ese modo, los límites físicos del mundo no podrían ser conciliados con los niveles de aprovechamiento y aprovisionamiento de los mencionados recursos. La cuestión no radica en frenar el progreso técnico, sino de ser capaz de producir y consumir bienes y servicios menos contaminantes y con menores capacidades de riesgo. Por tanto, los objetivos radicarían en definir las herramientas jurídicas y los instrumentos económicos que deben orientar a la actividad económica para hacerla más sostenible. En suma, la imposición de normas obligatorias en su cumplimiento y una serie de limitaciones y prohibiciones en determinadas materias y ámbitos constituyen el mejor remedio para proteger el medio ambiente. Una de las constataciones más evidentes es que los recursos naturales que están a disposición del ser humano tienen un precio en relación a los costes que supone el no-utilizarlos; y, en ocasiones, el objetivo de maximizar el beneficio a corto plazo induce a incrementar los riesgos, aumentar las vulnerabilidades y a reducir los niveles de precaución. Los riesgos y las vulnerabilidades
Los accidentes y las catástrofes marítimas reflejan una lamentable tendencia en los últimos años. Se han generalizado en todas las regiones del planeta y presentan impactos de todos los niveles. Pone de manifiesto que la sociedad está más abierta y por tanto es más vulnerable a los riesgos. Y los riesgos tienen un efecto negativo sobre las condiciones de vida de las poblaciones y sobre los territorios afectados. Cada vez estamos más expuestos a un riesgo, y además sabemos que las secuelas de los riesgos se prolongan más allá del corto plazo y en ciertos casos provocan cambios irreversibles, tanto en la estructura económica y social como en el medio ambiente. El incremento del tráfico marítimo de mercancías peligrosas nos subraya que ciertas áreas están más expuestas al riesgo y por lo tanto alcanzan un grado de vulnerabilidad más elevado. En ese sentido, la vulnerabilidad es la propensión a sufrir transformaciones significativas como consecuencia de la interacción con procesos externos o internos. Entendemos por transformación un cambio de índole estructural o al menos una modificación permanente y de carácter profunda. En consecuencia, la vulnerabilidad como propensión no es una propiedad absoluta, sino relativa a un sistema en un contexto dado y a una clase de cambios o amenazas concretas. O sea, el sistema se muestra vulnerable frente a ciertas perturbaciones, pero robusta frente a otras. Por eso, en todo análisis de riesgo deberíamos contemplar: a) la sensibilidad, o el grado que el sistema sufre una modificación o es afectada por una perturbación; b) la capacidad de respuesta, la que se programa para ajustar o resistir la perturbación, moderar los daños potenciales y aprovechar las oportunidades. Aquí debemos hacer mención de la resistencia, las disponibilidades de reservas, los mecanismos reguladores y los vínculos de cooperación; c) la exposición del sistema a la perturbación, esto es, el tiempo y la relación existente a la perturbación que se define como la relación entre sistema y perturbación; y d) los impactos sobre el sistema, en el que se abordan el cálculo de la vulnerabilidad, exposición, posibilidad de nuevas ocurrencias, magnitud e intensidad y persistencia. El complejo sistema marítimo
La globalización ha estimulado la creciente integración de áreas económicas; el desarrollo del comercio internacional y la eliminación de trabas y obstáculos que facilitan la circulación y el flujo de mercancías y servicios; y la mayor movilidad de la inversión directa extranjera. Esta inserción de las economías nacionales contribuye a la aceleración de la competencia y a un nuevo re-posicionamiento de las empresas en el mercado mundial. El mundo marítimo no ha quedado al margen de estas consideraciones y el entorno económico relacionado con el transporte internacional de hidrocarburos y de productos peligrosos se hizo extremadamente complejo. Las características más sobresalientes son: a) el desarrollo industrial mundial y el crecimiento masivo de los intercambios han significado que las sociedades petroleras se hayan deshecho de sus flotas; y de esta forma han emergido pequeños propietarios de petroleros independientes que han hecho su entrada en el mercado. O sea, las sociedades petroleras no controlan más que un cuarto de la flota mundial de petroleros, en tanto que tres cuartas partes de la flota están en manos de propietarios independientes; b) proliferación de buques abanderados en países de libre matricula (banderas de conveniencia). Alrededor del 50% del tonelaje transportado por la flota mundial de petroleros navega bajo pabellones de libre matrícula y existen “segundos registros” en numerosos países desarrollados en los que los mencionados buques inscritos presentan características similares a la de los países de libre matrícula; c) se aprecian problemas de calidad en una parte significativa de los buques que transportan mercancías potencialmente contaminantes. Alrededor del 70% de los buques son tanques mono-casco y el 39% del tonelaje transportado en buques-tanque navegan en embarcaciones de más de veinte años; d) existe un difícil control del transporte marítimo de mercancías peligrosas. No existe una legislación internacional asumida por todos los países con objeto de establecer criterios de prevención sobre este tipo de tráficos. Solo cuando tiene lugar un accidente se recupera el “interés para acelerar la puesta en marcha de una normativa más exigente”. Los ejemplos de los documentos Erika I, Erika II y las declaraciones posteriores del Prestige son ejemplo de ello; e) existen limitaciones económicas a la responsabilidad civil por los vertidos de hidrocarburos. Significa esta nota que al no existir un contenido penalizador sobre quién contamina, permite a los free-riders actuar con una elevada “benevolencia” por parte de las autoridades públicas y los organismos internacionales. Estas notas hacen re-situar el marco de la seguridad marítima. La sociedad civil internacional exige cada día más en lo tocante a información, control y capacidad sancionadora en esta materia. Las razones se basan en que la sociedad demanda un mayor índice de seguridad y una eliminación de los riesgos. El hecho de no estar contemplada la penalización de las acciones relacionadas con el daño socio- económico y medio ambiental que generan ciertos actores y operadores económicos, ha impulsado a varios agentes a actuar como free-rider, sin temor a ese coste adicional que supone la reposición del daño o la sanción penalizadota a tiempo concreto o indefinida. Esto es, asistimos a una ausencia de medidas de anticipación y de prevención para reducir los impactos negativos a la vez que se ponen de manifiesto la laxitud en lo que concierne a la capacidad sancionadora. Vislumbramos un intenso comercio de petroleros ya que el mercado de fletes está sometido a una falta de competencia. Se trata de buscar el transporte de petróleo y derivados menos caro; y asumida la volatilidad del mercado no existen contratos a largo plazo entre operadores. Y finalmente, contemplamos la dificultad de determinar quiénes son los propietarios de los buques y de la carga en cada momento, cuestión que incrementa el margen de vulnerabilidad e inseguridad en caso de adoptar medidas de prevención y en la garantía de asumir responsabilidades civiles. Existen dos grandes ejes de actuación y de comportamiento de ciertos operadores. De una parte, asistimos a una acentuada proliferación de pequeñas empresas que llevan a cabo el servicio del transporte de mercancías peligrosas. Son empresas domiciliadas en paraísos fiscales, dotadas de una estructura organizativa-contable de difícil seguimiento, que entran en la dinámica de nacimientos&disoluciones ultra-rápida para escapar a los controles, adquiridas en un mercado abierto y a precios muy bajos, y sin que posean totales y estrictas condiciones de seguridad tanto del barco como para la tripulación. De otra parte, el marco institucional internacional no es capaz de diseñar un sistema de regulación que permita evitar, paliar y atenuar los impactos negativos en los casos en que se produzcan estas situaciones referidas al negocio marítimo ya que no existen restricciones, ni estrictas normas para un buen funcionamiento sectorial. El papel de la OMI resulta clave en este ámbito. Presenta una buena actitud pero su ejecutoria es lenta en la aplicación de resoluciones dadas las continuas presiones de los Estados y de las compañías petroleras. La actual divergencia de intereses entre los países europeos, las dificultades para la implantación de determinadas normas relacionadas con la renovación de los buques y los propios intereses de las industrias petroleras y del transporte marítimo motiva el significado retraso en la armonización de normas a nivel internacional. El impacto del Prestige sobre las costas de Galicia está situada en uno de los centros de paso marítimo mundiales. En torno a 45.000 mercantes
transitan frente a las aguas gallegas, de los que 13.000 buques transportan algún tipo de productos peligrosos; es decir, 122 naves diarias cruzan frente a Galicia, de las que 36 entrañan algún riesgo. El Prestige no es el primer caso de accidente marítimo. Galicia está a la cabeza de las tragedias marítimas en los últimos veinticinco años. Catástrofes como las de Polycommander, Erkowitz, Urquiola, Aegean Sea, Andros Patria, Casson, caracterizan nuestra historia.





Imágenes de desastres maritimos

















www.msc.es/biblioPublic/publicaciones/recursos_propios/resp/revista_cdrom/VOL68/68_5_573.pdf -
www.playamelenara.com/indexvideo.php?ampl=1031&irasn=Documentales&irasn2=Naturaleza&put=1 - 60k -

www.microsiervos.com/archivo/mundoreal/imagenes-life-hundimiento-titanic.html - 30k -